El Imperio incaico o inca fue un estado sudamericano con el
dominio más extenso en la historia de la América precolombina.2 Al territorio
del mismo se denominó Tahuantinsuyo (del quechua tawantin suyo, «las cuatro
regiones o divisiones») y al periodo de su dominio se le conoce además como
incanato y/o incario. Floreció en la zona andina del subcontinente entre los
siglos XV y XVI, como consecuencia del apogeo de la civilización incaica.[cita
requerida] Abarcó cerca de 2 millones de kilómetros cuadrados entre el océano
Pacífico y la selva amazónica, desde las cercanías de Ipiales (Colombia) en el
norte hasta algún lugar entre el río Maipo, río Cachapoal y el río Maule
(Chile) por el sur.
Los orígenes del imperio se remontan a la victoria de las
etnias cuzqueñas (Región Sur del actual Perú), lideradas por Pachacútec, frente
a la confederación de estados chancas en 1438. Luego de la victoria, el
curacazgo incaico fue reorganizado por Pachacútec, con quien el Imperio incaico
inició una etapa de continua expansión, que prosiguió con su hermano Cápac
Yupanqui, luego por parte del décimo inca Túpac Yupanqui, y finalmente del
undécimo inca Huayna Cápac, quien consolidó los territorios. En esta etapa la
civilización incaica logró la máxima expansión de su cultura, tecnología y
ciencia, desarrollando los conocimientos propios y los de la región andina, así
como asimilando los de otros estados conquistados.
Luego de este periodo de apogeo el imperio entró en declive
por diversos problemas, siendo el principal la confrontación por el trono entre
los hijos de Huayna Cápac: los hermanos Huáscar y Atahualpa, que derivó incluso
en una guerra civil. Entre los incas la viruela acabó con el monarca Huayna
Capac, provocó la guerra civil previa a la aparición hispana y causó un desastre
demográfico en el Tahuantinsuyo, que antes de la llegada de los españoles
contaba con 14 millones de habitantes, mientras hacia el siglo XVIII contaba
con apenas 1,5 millones. Finalmente Atahualpa vencería en 1532. Sin embargo su
ascenso al poder coincidió con el arribo de las tropas españolas al mando de
Francisco Pizarro, que capturaron al inca y luego lo ejecutaron. Con la muerte
de Atahualpa en 1533 culminó el Imperio incaico. Sin embargo, varios incas
rebeldes, conocidos como los «Incas de Vilcabamba», se rebelaron contra los
españoles hasta 1572, cuando fue capturado y decapitado el último de ellos:
Túpac Amaru I.
El Imperio incaico abarcó los actuales territorios
correspondientes al extremo suroccidental de Colombia en la frontera, pasando
por Ecuador, principalmente por Perú, el oeste de Bolivia, la mitad norte de
Chile y el norte, noroeste y oeste de Argentina. El imperio estuvo subdividido
en cuatro suyos: el Chinchaysuyo (Chinchay Suyu) al norte, el Collasuyo (Qulla
Suyu) al sur, el Antisuyo (Anti Suyu) al este y Contisuyo (Kunti Suyu) al
oeste. La capital del imperio fue la ciudad de Cuzco, en el actual Perú.
EL TAHUANTINSUYO
Fue
el más grande y antiguo imperio desarrollado en el continente americano. Tuvo
como sede a la ciudad de Cusco y data del año 1200 d.C. La palabra
Tahuantinsuyo proviene de un nombre compuesto por dos vocablos quechuas: Tawa,
que significa cuatro, y Suyo, que quiere decir Estado.
El
área territorial del imperio fue vastísima. Ocupó una superficie de más de
3'000,000 de Km² que incluía casi 5,000 km (3,107 millas) de costa sobre el
Océano Pacífico, lo que representa hoy poco menos del doble de la costa del
territorio peruano. El mismo nombre: Tahuantinsuyo, nos indica la división del
territorio, basada en relaciones de dualidad, tripartición y cuarta-partición,
característicos de la mentalidad inca. Los cuatro suyos o naciones tenían como
centro geográfico y político al Cusco.
El Centro Incaico
Al
noroeste se ubicaba el Chinchaysuyo, que iba hasta el Río Ancashmayo en Pasto,
Colombia; al noreste el Antisuyo, en los valles subtropicales, ocupando parte
de la selva baja amazónica; al sudoeste el Contisuyo ocupaba parte de la costa
peruana hasta el Río Maule en Chile, y al sudeste el Collasuyo, que ocupó gran
parte del actual territorio boliviano, llegando hasta Tucumán, en el Norte de
Argentina.
Todas
las tierras pertenecían al Sol, al Inca y al Estado. Estas eran distribuidas de
tal forma que cada habitante tenía una parcela de tierra fecunda que trabajar.
Los varones recibían un topo o tupu (2700 m²; 0.27 Ha, 0.67 acres) al nacer,
mientras que las mujeres recibían tan sólo medio topo. No podían venderlas ni
heredarlas, ya que no eran posesión suya sino del Estado incaico; por ello,
cuando una persona moría, sus tierras eran destinadas a un nuevo habitante.
LA SOCIEDAD INCA
La
sociedad Inca estaba caracterizada por un orden jerárquico que colocaba en la
cabeza el poder absolutista del Inca; lo seguía la nobleza, a quienes los
conquistadores españoles llamaron orejones, porque mostraban los lóbulos de las
orejas deformados como consecuencia de llevar pesados ornamentos que los
diferenciaban de los demás.
De
acuerdo a la escala social del imperio seguían los runas o mitimaes,
considerados como gente vulgar. Era la masa del imperio, quienes realizaban las
tareas obligatorias en las mitas, un sistema de trabajo colectivo. Finalmente,
estaban los Yanaconas o Yanakunas, quienes eran los sirvientes de la casa y
provenían de las naciones conquistadas.
Por
esto es que sabemos que el pueblo inca fue estrictamente conquistador. Producto
de estas conquistas reunieron a numerosos pueblos con ritos y costumbres
propias. Para conciliar y contrarrestar esta disparidad cultural implantaron el
Runa Simi o quechua, como idioma oficial, y establecieron además una
organización social basada en principios morales de obediencia y persecución
permanente del delito.
Principios
que hoy son conocidos como las leyes básicas del Tahuantinsuyo: Ama Sua (no
seas ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama Kella (no seas perezoso).
Nadie
puede discutir la espectacular organización inca, no sólo por el manejo del
inmenso territorio; sino, además, por el éxito de la conducta paternalista de
la nobleza inca. Pese a que ostentaban un gobierno monárquico, que tenía
antecedentes negativos en Europa y el resto del mundo, la población del imperio
nunca pasó hambres, ni privaciones.
Este
equilibrio social, actualmente, es visto desde varios enfoques: sistema
esclavizador a partir del estudio de la nobleza, y social-imperialista
estudiado a partir de los runas.
Por
lo mencionado, el Tawantinsuyo merece un título especial entre las sociedades
de mayor desarrollo, que considere tanto sus actividades productivas y
artísticas, como su planificación social y política.
A
finales del siglo xix, el Reino Unido dominaba el mundo tecnológico,
financiero, económico y sobre todo político. Alemania y Estados Unidos le
disputaban el predominio industrial y comercial. Durante la segunda mitad del
siglo xix y los inicios del xx se produjo el reparto colonial de África (a
excepción de Liberia y Etiopía) y de Asia Meridional entre las potencias
europeas, así como el gradual aumento de la presencia europea y japonesa en
China, un estado que para entonces se hallaba muy debilitado.
El
Reino Unido y Francia, las dos principales potencias coloniales, se enfrentaron
en 1898 y 1899 en el denominado incidente de Faschoda, en Sudán, pero el rápido
ascenso del Imperio alemán hizo que los dos países se unieran a través de la
Entente Cordiale. Alemania, que solamente poseía colonias en Camerún, Namibia,
África Oriental, algunas islas del Pacífico (Nueva Guinea, las Marianas, las
Carolinas, las Islas Salomón, entre otras) y enclaves comerciales en China,
empezó a pretender más a medida que aumentaba su poderío militar y económico
posterior a su unificación en 1871. Una desacertada diplomacia fue aislando al
Reich, que solo podía contar con la alianza incondicional del Imperio
austrohúngaro. Por su parte, el Imperio ruso y, en menor medida, los Estados
Unidos controlaban vastos territorios, unidos por largas líneas férreas
(Transiberiano y ferrocarril Atlántico-Pacífico, respectivamente).
Francia
deseaba la revancha de la derrota sufrida frente a Prusia en la guerra
franco-prusiana de 1870-1871. Mientras París estaba asediada, los príncipes
alemanes habían proclamado el Imperio (el llamado Segundo Reich) en el Palacio
de Versalles, lo que significó una ofensa para los franceses. La III República
perdió Alsacia y Lorena, que pasaron a ser parte del nuevo Reich germánico. Su
recuperación era ansiada por el presidente francés, Raymond Poincaré,
lorenés.22 En general, las generaciones francesas de finales delsiglo xix y,
sobre todo, los estamentos militares, crecieron con la idea nacionalista de
vengar la afrenta recuperando esos territorios. En 1914 solo un 1,5 % de los
reclutas del Ejército francés se resistieron a la movilización,23 en
comparación con el 30 % de 1870.
Mientras
tanto, los países de los Balcanes independizados del Imperio otomano fueron
objeto de rivalidad entre las grandes potencias. El estado otomano, al que los
comentaristas de la época denominaban el «enfermo de Europa», no poseía en
Europa —hacia 1914— más que Estambul, la antigua Constantinopla. Todos los
jóvenes países nacidos de su descomposición (Grecia, Bulgaria, Rumanía, Serbia,
Montenegro y Albania) buscaron expandirse a costa de sus vecinos, lo que llevó
a dos conflictos entre 1912 y 1913, conocidos como guerras de los Balcanes.
Impulsados
por esta situación, los dos enemigos seculares del Imperio otomano continuaron
su política tradicional de avanzar hacia Estambul y los estrechos que conectan
el mar Negro con el mar Mediterráneo. El Imperio austrohúngaro deseaba
proseguir su expansión en el valle del Danubio hasta el mar Negro, sometiendo a
los pueblos eslavos. El Imperio ruso, que estaba ligado histórica y
culturalmente a los eslavos de los Balcanes, de confesión ortodoxa —ya les
había brindado su apoyo en el pasado— contaba con ellos como aliados naturales
en su política de acceder a «puertos de aguas calientes».
Como
resultado de estas tensiones, se crearon vastos sistemas de alianzas a partir
de 1882:
La
Triple Entente: Francia, Reino Unido y Rusia.
La
Triple Alianza: Alemania, Austria-Hungría e Italia.
A
este período se le conoce como el de la «paz armada», ya que las naciones
europeas estaban destinando cuantiosas cantidades de recursos en armamentos,24
y sin embargo no había guerra, aunque se sabía que era inminente.
Detonante
Declaración
de guerra contra el Reino de Serbia por parte del Imperio austrohúngaro
Artículo
principal: Atentado de Sarajevo
El
evento detonante del conflicto fue el asesinato del archiduque Francisco
Fernando de Austria y su esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo el 28 de junio de
1914 a manos del joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo Princip, miembro
del grupo Joven Bosnia, ligado organización clandestina nacionalista Mano
Negra, que apoyaba la unificación de Bosnia con Serbia. Francisco Fernando era
el heredero de la corona austrohúngara después de la muerte de su primo,
Rodolfo de Habsburgo (en 1889) y de su padre Carlos Luis de Austria (en 1896).
Su asesinato precipitó la declaración de guerra de Austria contra Serbia, que
desencadenó la Primera Guerra Mundial.
El
23 de julio, después de acordarlo con el estado alemán, el gobierno
austrohúngaro lanzó un ultimátum en diez puntos a su homólogo serbio, exigiendo
entre otras cosas la posibilidad de investigar en territorio serbio. Al día
siguiente el Consejo de Ministros ruso decidió tomar medidas enérgicas que
incluirían llegado el caso la movilización del ejército. Informado el gobierno
serbio, que tenía plazo hasta el sábado 25 a las seis de la tarde, no aprobó
los puntos impuestos por Austria-Hungría, sobre todo los puntos cinco y seis
que ordenaban «aceptar la colaboración en territorio serbio de representantes
del gobierno austrohúngaro para la represión del movimiento subversivo» y
«abrir una investigación judicial contra los participantes en el complot».
Ante
dicha negativa, el 28 de julio de 1914, Austria-Hungría declaró la guerra a
Serbia.25 Acto seguido, el 29 de julio Rusia ordenó la movilización parcial
contria Austria-Hungría, después de una rectificación de última hora del zar
Nicolás II, ya que estaba prevista una movilización general.26 Sin embargo, la
puesta en marcha de una movilización parcial causaría un enorme problema
logístico si al final era necesaria una completa, algo prácticamente seguro ya
que Alemania no tendría más remedio que respaldar a su aliado, por lo que el
zar tuvo que ordenar finalmente la movilización general al día siguiente, el 30
de julio, después de una reunión con el ministro de Asuntos Exteriores Serguéi
Sazónov, que le transmitió las preocupaciones al respecto del jefe del Estado
Mayor Nikolai Yanushkevich.27 En función de las alianzas militares, el 1 de
agosto Alemania le declaró la guerra a Rusia, al considerar la movilización
como un acto de guerra contra Austria-Hungría. Ante esto, y en virtud de la
alianza militar franco-rusa de 1894, Francia tomó algunas medidas de precaución
en sus fronteras. Alemania, al conocer la agitación que reinaba en Francia a
causa del inesperado ataque contra Serbia y la movilización rusa, le declaró la
guerra a Francia el 3 de agosto.28 29
Guerra
de movimientos
Alianzas
militares europeas en 1914.
En
1914, los europeos pensaban que la guerra sería corta. Pero los generales, que
habían estudiado las guerras napoleónicas, estaban equivocados en su enfoque
inicial del enfrentamiento, basado en el uso masivo de la infantería.
Respondiendo a la enorme eficacia de las armas (fusiles, armas automáticas y
artillería pesada), las fortificaciones fueron reforzadas. La caballería sería
inútil como medio para romper el frente.
Al
comienzo de la guerra los dos bandos trataron de obtener una victoria rápida
mediante ofensivas fulminantes. Los franceses agruparon sus tropas en la
frontera con Alemania, entre Nancy y Belfort, divididas en cinco ejércitos.
Previendo un ataque frontal en Lorena, organizaron el Plan XVII. Los alemanes
tenían un plan mucho más ambicioso. Contaban con la rapidez de un movimiento de
contorno por Bélgica para sorprender a las tropas francesas y marchar hacia el
este de París (Plan Schlieffen de 1905) y luego enfrentarse a las fuerzas
enemigas y empujarlas hacia el Jura y Suiza. Tan sólo ubicaron 2/7 de sus
tropas sobre la frontera para resistir el ataque frontal en Alsacia-Lorena.
Alianzas
militares europeas en 1915.
Verde:
Triple Entente (aliados)
Rojo:
Potencias Centrales
Amarillo:
Países no beligerantes.
El
comienzo del plan transcurrió perfectamente para el Reich. Sus tropas avanzaron
sobre Bélgica el 4 de agosto, lo cual provocó la intervención inglesa.
Posteriormente derrotaron al ejército francés en diversas batallas. Los
franceses lanzaron simultáneamente el Plan XVII, pero resultó un fracaso debido
a las armas automáticas que frenaron cualquier asalto y a un repliegue
prematuro de las tropas hacia sus líneas. Semanas después los alemanes estaban
ya ubicados en el río Marne, donde chocaron con el Fuerza Expedicionaria
Británica (BEF) y el ejército francés, quienes frenaron el avance imperial. La
derrota germana frustró el plan original y acabó con las expectativas de una
conflagración breve, marcando el abandono definitivo de los planes anteriores a
la guerra. En ese momento comenzó la «carrera hacia el mar»: los dos ejércitos
marcharon hacia el mar del Norte; ataques y contraataques se sucedieron. La
contienda se desarrollaría en territorio francés y belga. Las tropas británicas
no tardaron en intervenir en mayor número, junto a los restos del ejército
belga.
Mientras
tanto, Austria-Hungría fracasó en su intento de tomar Belgrado, lo cual
lograría después con ayuda alemana, en agosto de 1915. Rusia invadió Prusia
Oriental, pero los generales de estado mayor prusianos Hindenburg y Ludendorff
los batirán contundentemente en Tannenberg.
En
el curso de 1915, dos nuevos países entraron en la guerra: Italia del lado de
los Aliados y Bulgaria al lado de las Potencias Centrales, que con este apoyo
derrotaron y ocuparon Serbia. Desde el comienzo de la guerra, la Santa Sede y
Suiza intentaron infructuosamente sondeos por la paz.
Frente
occidental
Estabilización
del Frente Occidental en 1914
Artículo
principal: Frente Occidental (Primera Guerra Mundial)
Véase
también: Guerra de trincheras
El
4 de agosto de 1914, el ejército alemán abrió el Frente Occidental invadiendo
Bélgica y Luxemburgo, con un ataque a la ciudad de Lieja, y luego obteniendo el
control militar de regiones industriales importantes del este de Francia,
derrotando al ejército francés en la batalla de Lorena, la batalla de Charleroi
del 21 de agosto y en la batalla de Maubeuge una semana más tarde. La fuerza
del avance fue contenida drásticamente con la primera batalla del Marne en
septiembre de 1914, donde enfrentaron a la Fuerza Expedicionaria Británica
compuesta por cinco divisiones experimentadas y las tropas de reserva
francesas, parte de las cuales llegaron al frente gracias a los taxis de París.
El equilibrio de fuerzas y las nuevas armas facilitaron la defensa frente al
ataque e impusieron la estabilización del frente. Ambos contendientes se
atrincheraron en una línea sinuosa de posiciones fortificadas que se extendía
desde el mar del Norte hasta la frontera suiza con Francia. Esta línea
permaneció sin cambios sustanciales durante casi toda la guerra.
Soldados
franceses en las trincheras, durante la batalla de Verdún, en 1916.
Un
asalto presentaba tal desventaja frente al adversario que los ataques aliados
fueron infructuosos y Alemania pudo resistir a pesar de combatir en dos
frentes. En estos ataques se recurrió a bombardeos masivos de artillería y al
avance masivo de la infantería. Sin embargo, la combinación de las trincheras,
los nidos de ametralladoras, el alambre de espino y la artillería infligían
cuantiosas bajas a los atacantes y a los defensores en contraataque. Como
resultado, no se conseguían avances significativos. Las condiciones sanitarias
y humanas para los soldados eran muy crudas y las bajas elevadísimas.
Soldados
británicos en las trincheras, durante la batalla del Somme, 1916.
En
otoño de 1915 el general Joseph Joffre intentó una ofensiva, con apoyo inglés,
que concluyó en un gigantesco fracaso. Después de este éxito defensivo, a
finales de año, el general Von Falkenhayn, jefe de Estado Mayor, propuso al
káiser su proyecto de atacar Verdún, plaza fuerte e impenetrable según la
propaganda francesa, pero que estaba en posición delicada por no poseer un camino
o vía férrea para su reavituallamiento. Los alemanes esperaban que su caída
debilitaría la moral de los soldados franceses. El 21 de febrero de 1916, el
ataque se inició con la artillería bombardeando violentamente las posiciones
aliadas. Los alemanes avanzaron poco, pero las pérdidas francesas fueron
enormes. El 25 de febrero, el general Langle de Cary decidió abandonar la
ciudad, pero el mando francés no estaba dispuesto a perder Verdún y nombró en
su lugar a Philippe Pétain, quien organizó una serie de violentos
contraataques.
El
1 de julio, los británicos desataron una gran lucha paralela en la batalla del
Somme, a fin de dividir las tropas alemanas y reducir la presión sobre Francia.
Los alemanes retrocedieron escasos kilómetros, pero en orden. Al final, el
frente casi no se modificó ni en Verdún ni en el Somme, pese a los centenares
de miles de bajas.
En
un esfuerzo por romper este callejón sin salida, este frente presenció la
introducción de nuevas tecnologías militares, incluyendo el gas venenoso y los
tanques. Pero solo tras la adopción de mejoras tácticas se recuperó cierto
grado de movilidad.
A
pesar del estancamiento de este frente, este escenario resultó decisivo. El
avance inexorable de los ejércitos aliados en 1918 convenció a los comandantes
alemanes de que la derrota era inevitable, y el gobierno se vio obligado a
negociar las condiciones de un armisticio.
Frente
oriental
Artículo
principal: Frente Oriental (Primera Guerra Mundial)
Prisioneros
austríacos en manos rusas, en Karelia, 1915.
La
estrategia de guerra alemana funcionó contra Rusia. El ejército ruso contaba
con 8 millones de hombres en 1914, pero estaba compuesto principalmente por
campesinos sin ninguna formación militar, mal armados y equipados. El mando
ruso era también mediocre. Los dos ejércitos se enfrentaron en la batalla de
Tannenberg (Prusia Oriental) del 26 al 30 de agosto de 1914, y en la batalla de
los lagos Masurianos del 6 al 15 de septiembre de 1914. Los rusos sufrieron
grandes derrotas en los dos casos y fueron obligados a replegarse. Los
comandantes alemanes en esta exitosa campaña defensiva fueron Paul von
Hindenburg y Erich Ludendorff.
Austria-Hungría,
en cambio, no pudo repeler la invasión de Galitzia. En junio de 1916 tiene
éxito una ofensiva rusa, dirigida por el general Alexéi Alexéievich Brusílov,
que se interna en las líneas austrohúngaras. Regimientos enteros se pasaron a
las filas rusas, demostrando la fragilidad del Imperio austrohúngaro. Motivada
por esta circunstancia, Rumanía declara la guerra a los Imperios Centrales, y
tras unas victorias iniciales es derrotada debido a la superioridad numérica
alemana y austrohúngara, lo que hace que firme un tratado de paz, lo que
compromete aún más la posición rusa. El Imperio de los Romanov no volvería a
intentar ninguna ofensiva de relevancia en el resto de la contienda.
Alemania
pasó a la ofensiva y conquistó el golfo de Riga, destruyendo o capturando a
buena parte de los contingentes rusos. El frente oriental estuvo en constante
movimiento y no conoció la guerra de trincheras. La caballería jugó aún cierto
papel en esta guerra de movimientos.
.
Frente
balcánico
Artículo
principal: Frente Balcánico (Primera Guerra Mundial)
En
la región de los Balcanes, tuvieron lugar una serie de campañas militares entre
las Potencias Centrales (Austria-Hungría, Alemania, el Imperio Otomano y
Bulgaria) por un lado y los aliados (Serbia, Montenegro, Rusia, Francia, Reino
Unido y más tarde Rumanía y Grecia), por otro. En este teatro de operaciones la
guerra comenzó con la invasión austro-húngara a Serbia en 1914, que acabó con
la conquista de Serbia y Montenegro a fines de 1915. Las fuerzas serbias fueron
atacadas desde el norte y el este y se vieron obligadas a retirarse del país,
sin embargo, el ejército serbio se mantuvo operativo, aunque emplazado en
Grecia.
Cañones
serbios capturados por los austríacos.
En
el otoño de 1915, los aliados intentaron ir en ayuda de los serbios, por medio
de una expedición franco-británica que se estableció en el puerto de Salónica,
en Grecia. El plan aliado consistía en socorrer a los serbios desde el sur,
abriendo un frente en Macedonia. La expedición llegó demasiado tarde y con
insuficiente fuerza para evitar la caída de Serbia, y se vio complicada por la
crisis política interna en Grecia. No obstante, se logró mantener estable el
frente macedonio, desde la costa albanesa al río Estrimón, en Bulgaria, hasta
1918.
En
1916 Rumanía entra en guerra contra las Potencias Centrales, pero esta decisión
resultó desastrosa para los rumanos. Poco después de la declaración de guerra
rumana, una ofensiva combinada entre los alemanes, austro-húngaros, búlgaros y
otomanos conquistó dos tercios del país en una rápida campaña que finalizó en
diciembre de 1916. Sin embargo, los ejércitos ruso y rumano consiguieron
estabilizar el frente y mantenerlo en Moldavia. En 1917, Grecia entró en la
guerra del lado aliado, y en septiembre de 1918 se produjo la gran ofensiva
aliada de una fuerza multinacional acantonada en el norte de Grecia, que dio
lugar a la capitulación de Bulgaria y a la liberación de Serbia.
Frente
de Oriente Medio
Artillería
británica en Galípoli.
Artículo
principal: Frente del Oriente Medio (Primera Guerra Mundial)
Véase
también: Batalla de Galípoli
Los
Aliados contaban con la debilidad del Imperio otomano para abrir una vía
directa y apoyar a sus aliados rusos. La campaña de los Dardanelos fue iniciada
por los ingleses, a sugerencia de Winston Churchill, para controlar el estrecho
de los Dardanelos, lo que permitiría a Francia y al Imperio británico
revitalizar a Rusia, neutralizar al Imperio otomano y encerrar a los imperios
centrales. El ambicioso proyecto comenzó con el despliegue de una imponente
flota inglesa y el desembarco de tropas en Galípoli, pero los otomanos,
mandados por Mustafa Kemal Atatürk, se defendieron con una eficacia inesperada.
Los aliados no consiguieron penetrar en el Imperio otomano y fracasaron en las
sucesivas ofensivas. La operación fue un sangriento desastre, convirtiéndose en
una nueva batalla de trincheras (para colmo, esta vez con el mar a espaldas de
los Aliados). Después de unos meses de inútiles tentativas, el mando inglés
decidió evacuar Galípoli y dirigir su cuerpo expedicionario a Salónica, Grecia.
Este ejército sostendría enseguida a los serbios que no se rindieron. Ante
todo, se mantuvo a la espera de nuevas oportunidades, como convencer a Grecia
de entrar en la guerra.
Durante
todo el conflicto, los británicos fomentaron el sublevamiento de las tribus
árabes para perturbar a los otomanos. En esta misión destacó el célebre oficial
T. E. Lawrence, Lawrence de Arabia. La Declaración Balfour propuso el
establecimiento de un Estado judío en Palestina, para motivar a los judíos
estadounidenses a que apoyaran el ingreso de ese país en la guerra. En 1916 los
británicos atacaron Palestina, cuyo control mantendrían hasta 1948.
Frente
Italiano
Artículo
principal: Frente Italiano (Primera Guerra Mundial)
En
1915, Italia se une a los Aliados y ataca a Austria. Sin embargo, una larga
serie de ofensivas sobre el río Isonzo fracasa. En 1917, son los
austro-húngaros, reforzados por tropas alemanas, los que baten duramente a los italianos
en Caporetto. Este desastre casi saca a Italia de la guerra, pero el frente se
estabiliza sobre el río Piave.
La
guerra en África
Artículo
principal: Frente africano (Primera Guerra Mundial)
En
África, británicos y franceses atacaron desde todos los frentes a las colonias
alemanas, rodeadas por sus posesiones. Las fuerzas germanas en Togolandia y
Camerún se rindieron rápidamente a las tropas anglo-francesas, mientras que la
colonia de África del Sudoeste Alemana fue invadida por el ejército sudafricano
y ocupada totalmente en 1915 (véase: Campaña de África del Sudoeste). Sólo la
colonia de Tanganica, bajo la dirección del general Paul von Lettow-Vorbeck,
resistió bajo dominio alemán hasta el final de la contienda.
La
guerra en el Extremo Oriente y el Pacífico
Artillería
japonesa durante el ataque a las fuerzas alemanas de Tsing Tau, en 1914.
Tras
el estallido de la guerra, el Imperio japonés envió un ultimátum a Alemania,
solicitándole la evacuación de Jiaozhou (noreste de China). Alemania se negó a
cumplirlo, por lo que Japón entró en la guerra del lado de los aliados el 23 de
agosto de 1914. Las tropas japonesas ocuparon las posesiones alemanas en las
islas Carolinas y Marianas. En 1915, Japón presentó las Veintiuna exigencias a
China que obligaban a China a no alquilar ni ceder ningún territorio frente a
Taiwán a ningún país, excepto a Japón. En 1919, China cedió los derechos
comerciales de Mongolia Interior y Manchuria a Japón.
Mientras
tanto, en el Pacífico también hubo movimientos aunque no batallas de
importancia. Las tropas australianas estacionadas en Papúa ocuparon sin
problemas la Nueva Guinea Alemana, mientras que Japón y Nueva Zelanda
dirigieron ataques contra las bases alemanas en las Islas Marianas. El puerto
chino de Qingdao, principal base alemana en Extremo Oriente, fue ocupado por
los japoneses.
Como
resultado del acuerdo de paz de la guerra mundial, Japón recibió las islas del
Pacífico que había ocupado.
La
guerra en el mar
Véase
también: Categoría:Batallas navales en la Primera Guerra Mundial
La
Gran Flota Británica en la batalla de Jutlandia.
La
guerra naval en la Primera Guerra Mundial se caracterizó por los esfuerzos de
los Aliados, especialmente Gran Bretaña, de imponer un bloqueo marítimo a los
Imperios Centrales, utilizando sus grandes flotas navales; y por el empeño de
estos de romper el bloqueo o establecer ellos mismos uno efectivo hacia el
Reino Unido y Francia. Los alemanes, que contaban con una importante flota de
submarinos, intentaron imponer un bloqueo completo a estas potencias ya
nombradas, interceptar el apoyo de sus colonias y romper las rutas de
aprovisionamiento entre América (carne de Argentina, armamento estadounidense)
y Europa.
El
mar del Norte y el canal de la Mancha fueron los principales teatros de
operaciones de la guerra en el mar. En ellos se enfrentaron la Gran Flota
británica y la Flota de Alta Mar alemana, que protagonizaron tres grandes
batallas. En agosto de 1914 se encontraron en la batalla de Heligoland, en
enero de 1915 en la batalla del Banco Dogger, ambas a favor del Reino Unido. A
mediados de 1916 ambas flotas se encontraron en pleno frente a la península de
Jutlandia. En la batalla de Jutlandia los alemanes, dirigidos por los
almirantes Reinhard Scheer y Franz von Hipper, tenían como objetivo impedir el
abastecimiento británico desde Noruega. La batalla comenzó el 31 de mayo, y fue
el mayor combate naval registrado durante la guerra. No hubo un total ganador,
ya que la Marina Real Británica, bajo mando de los almirantes John Jellicoe y
David Beatty, perdió más hombres y naves, pero los alemanes no pudieron romper
el bloqueo y tuvieron más buques dañados.30
Además
la guerra en el mar se disputó en otros escenarios. En el Atlántico la
actividad alemana se caracterizó por la guerra submarina. En el Mediterráneo,
las flotas aliadas (británica, francesa e italiana) se enfrentaron a la Armada
Austro-Húngara en el Adriático, siendo el mayor enfrentamiento la batalla del canal
de Otranto en 1917;31 y a la Armada Otomana durante la campaña de los
Dardanelos. En el océano Pacífico se enfrentaron el Escuadrón Alemán del Lejano
Oriente, comandado por el almirante Graf von Spee, con el 4° Escuadrón de la
Real Marina Británica, la Real Marina Australiana y algunas unidades de la
Marina Imperial Rusa y de la Armada Francesa. Las principales batallas de este
teatro de operaciones fueron la batalla de Coronel y la batalla de las
Malvinas.
El
epílogo a la contienda naval, lo puso el hundimiento de la flota alemana bajo
el mando de Ludwig von Reuter por sus propios tripulantes mientras se
encontraba internada en Scapa Flow, para evitar que la Flota de Alta Mar fuera
repartida entre los aliados.
1917:
entrada de Estados Unidos en la guerra y derrota de Rusia
Soldados
de Estados Unidos durante la batalla de St. Mihiel, en Francia.
En
1917, el Estado Mayor alemán tomó la decisión de aguantar a los Aliados en el
oeste y hundir de una vez a las desalentadas tropas zaristas después de la victoria
táctica de los británicos en Arras. Los franceses, tras el fracaso total de su
ofensiva de Chemin des Dames, no fueron capaces de retomar la iniciativa y se
limitaron a resistir. El 7 de junio los británicos lanzaron una ofensiva en
Flandes, pero no consiguieron romper el frente. El conflicto se estancó y el
desaliento cundió en la retaguardia mientras la población civil padecía
restricciones, sobre todo en Alemania, bloqueada por los aliados.
En
abril de 1917 los Estados Unidos le declararon la guerra a los Imperios
Centrales, lo que le dio a la contienda el carácter mundial. No obstante, sus
efectos no se sentirían sino hasta 1918. El hundimiento por un submarino alemán
del RMS Lusitania el 7 de mayo de 1915, donde murieron 128 estadounidenses había
generado un sentir popular antialemán entre los estadounidenses, pero fue el
anuncio alemán de una guerra submarina «sin restricciones» junto con la
confirmación de la autenticidad del telegrama Zimmermann lo que provocó un
flujo de sentimientos antialemanes en Estados Unidos,32 y fue el detonante de
su entrada oficial en guerra al lado de los aliados.
El
telegrama Zimmermann.
El
16 de enero de 1917, el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Arthur
Zimmermann, envió un telegrama, interceptado por la inteligencia británica, al
embajador en México, Heinrich von Eckardt, con indicaciones precisas para
convencer al presidente Venustiano Carranza, de que México entrase a la guerra
del lado de los Imperios Centrales si Estados Unidos le declaraba la guerra a Alemania.
A cambio, el telegrama prometía a México la restitución de los territorios
anexionados por Estados Unidos en la guerra de 1847-1848 por el Tratado de
Guadalupe-Hidalgo. Dicho telegrama también sugería que el presidente Carranza
se comunicase con Tokio para llegar a un acuerdo que hiciera que el Imperio
japonés se pasase al lado alemán. Carranza no aceptó la oferta, puesto que
México estaba inmerso en la Revolución mexicana y no se encontraba en
condiciones económicas adecuadas. Además, el mandatario se encontraba
preocupado por la Expedición Punitiva estadounidense. México no solo no entró
en la guerra, sino que envió a Francisco León de la Barra como alto comisionado
mexicano de la Paz.
En
febrero de 1917 estalló la Revolución rusa, la cual obligó a abdicar al zar
Nicolás II, quedando el país posteriormente bajo el mando de Aleksandr
Kérenski, quien continuó en guerra contra Alemania. Sin embargo en noviembre
estallaría la Revolución bolchevique, que depuso al gobierno de Kérenski. Este
clima de inestabilidad permitió a los alemanes avanzar considerablemente en ese
país.
Tropas
revolucionarias rusas en marzo de 1917.
Los
bolcheviques tomaron el control total y firmaron el armisticio con los Imperios
Centrales en diciembre, después de la Paz de Brest-Litovsk (negociada por León
Trotski) en marzo de 1918. Para obtenerla consintieron enormes sacrificios
económicos y territoriales. Además, Alemania ocupó Polonia, Ucrania, Finlandia,
los países bálticos y parte de Bielorrusia. El Reich aprovechó esta victoria
para enviar casi todo su ejército oriental al Frente Occidental e intentar
obtener una victoria rápida antes de la llegada masiva de los estadounidenses.
Era su baza definitiva, ya que Austria-Hungría, Bulgaria y el Imperio otomano
daban muestras de desaliento ante las mayores reservas financieras y de hombres
de los Aliados.
Finalmente
el 17 de julio de 1918 el zar Nicolás II fue asesinado con toda su familia en
Ekaterimburgo, por temor a que el avance de la Legión Checoslovaca hacia la
ciudad, pudiera liberarlo. La Revolución rusa, en particular luego del tratado
de Brest-Litovsk, dio paso a una guerra civil, que se extendió hasta 1923,
provocada por el levantamiento de grupos antibolcheviques dentro y fuera de
Rusia, que se organizaron para actuar contra el nuevo régimen.
Fin de la guerra
Reforzados
por las tropas provenientes del frente este, los alemanes ponen todas sus
fuerzas en su última ofensiva, nombrada por el general de Infantería Erich
Ludendorff como Kaiserschlacht (nombre clave Michael), a partir de marzo de
1918, sobre el río Somme, en Flandes y en Champaña. Esta comenzó el 21 de marzo
y se extendió hasta el 5 de abril, aunque con el final de esta los alemanes
continuaron con una serie de cuatro ofensivas hasta el 17 de junio. Pero, mal
alimentadas y cansadas, las tropas alemanas no pudieron resistir la
contraofensiva de Foch y fallan frente al objetivo final: París, quedando a 120
km de la capital gala. El general Foch comanda sus tropas francesas y
estadounidenses hacia la victoria, en la segunda batalla del Marne. Los
primeros tanques británicos entraron en combate y la superioridad aérea aliada
era evidente.
Es
el principio del fin para los Imperios Centrales. En los Balcanes, las tropas
francesas atacan las líneas búlgaras en Macedonia. Después de pocos días de
lucha, Bulgaria comprende que no puede hacerles frente y pide el armisticio. El
Imperio otomano está al límite de sus fuerzas y no puede contener a los
británicos que han tomado ya Jerusalén y Bagdad y avanzan hacia Anatolia.
Franceses y británicos ocupan el Oriente Próximo e Irak y el Imperio otomano
también se rinde.
El
duelo entre italianos y austríacos está asimismo por resolverse. El general
Díaz se ve presionado por su gobierno, que necesita de una victoria en el
frente alpino para poder negociar. Los italianos derrotan a Austria-Hungría en
Vittorio Veneto. Este hecho se suma al descalabro del ejército imperial en los
Balcanes, y la monarquía de los Habsburgo se hunde.
Ferdinand
Foch, segundo por la derecha, posa frente al vagón en Compiègne tras la firma
del armisticio. Ese mismo vagón de tren fue el lugar elegido por Adolf Hitler
para la simbólica firma de la rendición francesa en junio de 1940.33
El
Reich está en una situación desesperada: se ha quedado sin aliados, su
población civil sufre draconianas restricciones, su ejército está al límite,
sin reservas y desmoralizado. Ludendorff y Hindenburg son partidarios de la
capitulación inmediata, pues creen que el frente se derrumbará en cualquier
momento. En efecto, tropas estadounidenses de repuesto no paran de desembarcar
e incluso Italia se prepara para enviar un contingente a Francia. El 8 de
agosto un ataque aliado cerca de Amiens tiene éxito y rompe el frente alemán;
los aliados penetran en Bélgica. El Alto Mando pide al brazo político iniciar
inmediatamente negociaciones de paz. Cunde la convicción de que la guerra está
perdida. Wilson proclama que Estados Unidos sólo negociará con un gobierno
alemán democrático. Los Hohenzollern tienen los días contados. Tras una
revolución obrera en Berlín, el Káiser huye a Holanda. El gobierno de la nueva
República alemana firma el armisticio de Compiègne el 11 de noviembre de 1918.
La guerra termina con la victoria de los Aliados.
Tratados
de paz
Tras
el conflicto, se firmaron varios tratados de paz por separado entre cada uno de
los vencidos y todos los vencedores, con excepción de Rusia, que había
abandonado la guerra en 1917. Al conjunto de estos tratados se le conoce como
La Paz de París (1919-1920).
Versalles:
Firmado el 28 de junio de 1919 entre los aliados y Alemania. El antiguo
territorio del Imperio alemán fue cortado en dos por el Corredor polaco,
desmilitarizado, confiscadas sus colonias, supervisado, condenado a pagar
enormes compensaciones —que terminó de satisfacer casi un siglo después, en
2010—34 y tratado como responsable del conflicto. Este tratado produjo gran
amargura entre los alemanes y fue la semilla inicial para el próximo conflicto
mundial. Con este tratado también fue creada la Sociedad de Naciones.
Saint-Germain-en-Laye:
Firmado el 10 de septiembre de 1919 entre los aliados y Austria-Hungría. En este
tratado se establecía el desmembramiento de la antigua monarquía de los
Habsburgo, el Imperio austrohúngaro, y Austria quedó limitada a algunas zonas
en las que se hablaba solamente el alemán.
Neuilly:
Firmado el 27 de noviembre de 1919 en Neuilly-sur-Seine (Francia) entre
Bulgaria y las potencias vencedoras. De acuerdo con lo estipulado en el
tratado, Bulgaria reconocía el nuevo Reino de Yugoslavia, pagaba 400 millones
de dólares en concepto de indemnización y reducía su ejército a 20.000
efectivos. Además, perdía una franja de terreno occidental en favor de
Yugoslavia y cedía Tracia occidental a Grecia, por lo que quedaba sin acceso al
mar Egeo.
Trianon:
Acuerdo impuesto a Hungría el 4 de junio de 1920 por los aliados, en el que se
dictaminó la entrega de territorios a Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia.
Sèvres:
Firmado el 10 de agosto de 1920 entre el Imperio otomano y los aliados (a
excepción de Rusia y Estados Unidos), siendo parte de la partición del Imperio
otomano. El Tratado dejaba a los otomanos sin la mayor parte de sus antiguas
posesiones, limitando sus territorios a Constantinopla y parte de Asia Menor.
Aspectos
económicos
La
primera guerra mundial fue la primera que exigió a los gobiernos intervenir en
la economía para lograr resolver cuestiones de envergadura relacionadas con la
disponibilidad de los factores de producción y la necesidad de distribuirlos en
un escenario caracterizado por deudas crecientes y diversificadas y por
restricciones a la importación.
Producción:
El accionar del Estado en relación a los procesos productivos se limitó al
control de los mismos sin afectar los principios de la libre empresa. El
principal problema para la producción fue el factor trabajo ya que la mano de
obra estaba reclutada. En consecuencia, las potencias en guerra recurrieron al
trabajo femenino. En el sector agrario se incentivó la producción por todos los
medios. Por ejemplo, Alemania obligó a cultivar las tierras comunales e
Inglaterra estableció multas al terreno baldío. La producción industrial
también experimentó un importante crecimiento sobre todo la industria
metalúrgica para la fabricación de armamento y la textil para la confección de
uniformes.
Distribución
e intercambios: Los problemas de distribución de materias primas y alimentos se
fueron agudizando a medida que transcurría la guerra. Los bloqueos comerciales
por parte de ambos bandos obligaron a cambiar las rutas de comercio con un
correspondiente aumento de los fletes. A su vez, una economía de guerra obligó
a las autoridades a fijar cupos de importación, fijar precios y crear
organismos de distribución de alimentos. Hasta Inglaterra, quien había
mantenido el libre comercio durante la crisis de 1873, debió realizar medidas
proteccionistas como derechos arancelarios. Por otro lado, los problemas de
transporte interno fueron serios, por ejemplo, el Estado alemán subordinó a las
empresas ferroviarias para organizar la circulación.
The
Origins of the First World War, publicado en 1992.
Lucharon
65,8 millones de soldados, de los que murieron más de 1 de cada 8, un promedio
de 6046 hombres muertos cada día en los cuatro años que duró la guerra. Aunque
no es posible determinar a ciencia cierta el gigantesco saldo de víctimas, The
New Encyclopaedia Britannica estima que tan solo el número de soldados muertos
asciende a 8 500 000. 35 A consecuencia de esta guerra cayeron cuatro imperios
–el alemán, el austrohúngaro, el ruso y el otomano– y tres grandes dinastías,
los Hohenzollern, los Habsburgo y los Romanov. Confirmaba el final del
Absolutismo Monárquico en Europa. Se calcula que la guerra produjo
aproximadamente ocho millones de muertos y seis millones de discapacitados.
Francia fue el país más afectado proporcionalmente: 1,4 millones de muertos y
desaparecidos, equivalentes a un 10 % de la población activa masculina,
acompañado por un déficit de nacimientos. El estancamiento demográfico francés
se prolongó, con un envejecimiento de la población que sólo logró crecer con la
inmigración. El norte francés estaba en ruinas: casas, puentes, vías férreas,
fábricas, etc.
En
el plano político, cuatro imperios autoritarios se derrumbaron, lo que
transformó profundamente el mapa de Europa, rediseñado por el tratado de paz de
1919:
el
Imperio del zar quedó transformado en la Rusia comunista (más tarde la URSS),
el
Imperio otomano se disolvió dando paso a Turquía (península de Anatolia y
Constantinopla),
el
Imperio austrohúngaro fue disuelto dando paso a los Estados de Austria,
Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia como nuevos países independientes,
el
Imperio alemán finalizó y fue reemplazado por la República de Weimar, que
gobernaría sobre una Alemania mermada territorial y económicamente por el pago
de las reparaciones de guerra.
Ambición británica por controlar la riqueza salitrera y
guanera peruana y boliviana
Política expansionista chilena que lo lleve a controlar los
territorios salitreros de Tarapacá y Atacama.
ANTECEDENTES
II da Revolución Industrial, siendo Inglaterra una de las
mayores potencias industriales del
mundo, al lado de Alemania, Francia, y Estados Unidos, los cuales
requieren de mercados económicos en los cuales obtener materia prima para sus
industrias, a la vez que vender sus productos manufacturados.
Crisis económica en Perú, Bolivia y Chile antes de iniciar
la guerra. Recordar que poco antes el Perú había tenido una etapa de gran
bonanza económica producto del comercio guanero, situación que fue
desaprovechada por la clase política peruana para promover un verdadero
proyecto de desarrollo nacional, enfrascándose en escándalos de corrupción y
despilfarro.
Ya durante el gobierno de Balta empezaron a sentirse los
primeros síntomas de esta crisis, sin embargo será durante el civilismo de
Pardo en que la situación se agrava, a tal punto que las finanzas públicas
peruanas esta al borde de la bancarrota económica.
Es durante la década de los 70 que comienza a tener gran
demanda mundial un recurso que se constituye en una importante fuente de
riqueza: EL SALITRE. El Perú posee una de las regiones más productivas del
preciado mineral en la meridional provincia litoral de Tarapacá, además que
Bolivia también tiene ingentes yacimientos salitreros en su provincia litoral
de Atacama. Estos yacimientos salitreros son explotados por empresas y
consorcios privados de capitales británicos y chilenos, siendo éstos, los que
obtienen los reales beneficios y utilidades de la explotación del mineral.
Ello representaba una amenaza real para Perú y Bolivia, en
tanto que constituía una peligrosa penetración económica anglo-chilena en ambos
países. A eso se suma que Chile, que por aquel entonces se hallaba en una grave
situación económica y al carecer de recursos naturales para emprender su
desarrollo, se verá en la necesidad de emprender una empresa de conquista que
lo lleve a apropiarse -“por la razón o por la fuerza” como reza su lema
nacional hasta hoy- de estos estratégicos recursos naturales y así conquistar
mayor espacio vital.
Claro está que para ello, Chile contará con el firme
respaldo político, económico y militar de la burguesía británica, que en el
fondo de todo, es la principal interesada en obtener el control monopólico del
estratégico recurso. No apoya al Perú ni a Bolivia, dado que estas repúblicas
carecen de condiciones mínimas que garanticen sus inversiones (inestabilidad
política, caudillismos, guerras civiles, políticas económicas estatizantes,
entre otras). Inglaterra necesita seguridad para sus inversiones y esto le
ofrece la burguesía chilena, que, además, tiene esbozado desde los inicios de
su vida republicana un proyecto de hegemonía y dominio en el pacífico
sudamericano (doctrina geopolítica portaliana), expresada en objetivos
geopolíticos de expansión territorial hacia el norte (Bolivia-Perú) y hacia el
este (Argentina).
La aventura expansionista chilena requiere de una sólida
base militar, por ello se enfrascará en una carrera armamentista sin
precedentes, apoyado claro está del industrialismo británico. Tanto su armada
como su ejército estarán en condiciones de afrontar una guerra internacional,
debido a la adquisición de buques acorazados y artillería de sofisticada
tecnología. El armamentismo chileno se corona definitivamente cuando en 1874 y
1875 adquieren de Inglaterra los poderosísimos acorazados “Blanco Encalada” y
Cochrane”, además de adquirir letales
cañones Krupp y Armstrong de tecnología alemana, con lo cual rompen el
equilibrio militar en la región.
EL PRETEXTO:
Estalla el conflicto
Aplicación por parte del gobierno boliviano de Hilarión Daza
de un IMPUESTO DE 10 CENTAVOS por cada quintal de salitre explotado en su
territorio. Esto provoca la indignación de la Compañía salitrera de Antofagasta
de capitales chileno-británico, alegando que Bolivia estaba violando un decreto
emitido en 1874 por el que se comprometía a no gravar con ningún impuesto a las
empresas anglo-chilenas por un lapso de 25 años.
Chile desconoce este impuesto, frente a lo cual, el gobierno
de Daza procede a reivindicar para Bolivia todas las salitreras y a
expropiarlas de manos chilenas. En respuesta a ello, Chile invade militarmente
el puerto boliviano de Antofagasta el 14 de febrero de 1879, ocupando al poco
tiempo toda la provincia salitrera de Atacama, hecho que origina que Bolivia le
declare la guerra a Chile el 1 de marzo de 1879.
En sí, esto fue solo un pretexto, fue el detonante que hizo
que estallara el conflicto. Fue el momento que tanto había esperado Chile para
lanzarse a su guerra de conquista y para la cual se había venido preparando
concienzudamente desde años atrás. Es necesario resaltar además que el problema
Chileno-boliviano ya venía de años atrás, y para ello es conveniente echar un
vistazo a las tensas relaciones entre ambas naciones apenas unos años antes de
producirse el conflicto:
Todo se inicia el 10 de Agosto de 1866, cuando el
chilenófilo presidente boliviano Mariano Melgarejo, en una clara intención de
favorecer a Chile, firmó el Tratado Muñoz-Vergara, por el que reconocía que el
territorio chileno llegaba hasta el paralelo 24 de Latitud sur, vulnerando
impunemente la soberanía boliviana. Así, la zona norte del paralelo 24 quedaba
bajo tutela de Bolivia, sin embargo se hacia la concesión de que los productos
extraído entre los paralelos 23º al 25º podían ser repartidos entre ambas naciones. Sin embargo, al caer
Melgarejo del poder, el nuevo gobierno boliviano desconoció el tratado,
firmándose otro en 1872, el llamado Tratado Linsay – Corral.
Frente a la codicia chilena por parte de sus compañías
salitreras, se volvió a firmar otro tratado en 1874 por el que Chile quedaba
exonerado del pago de impuestos por un lapso de 25 años. Pero ocurrió que en
1878, Hilarión Daza luego de tomar el poder en Bolivia por un golpe de Estado,
promulgó la mencionada ley que gravaba con un impuesto de diez centavos a todo
quintal de salitre exportado por el puerto de Antofagasta. Lo demás es historia
conocida.
MEDIACIÓN PERUANA:
La Misión Lavalle
Frente a la tensa situación en el sur, el gobierno peruano
de Mariano Ignacio Prado envía a su Ministro de Relaciones Exteriores José
Antonio de Lavalle para mediar en el litigio entre Bolivia y Chile. Su misión
era lograr un arreglo pacífico y amistoso entre ambas naciones. Al llegar a
Santiago, y después de un recibimiento hostil por parte de un populacho
excitado y enardecido, Lavalle entablará negociaciones con los representantes
del gobierno chileno proponiéndoles la administración protectoral de Chile,
Perú y Bolivia en la zona en conflicto, propuesta que fue rechazada por Chile.
Es allí, donde los chilenos le emplazan al plenipotenciario
peruano la existencia del Tratado secreto con Bolivia, alegando que este ponía
en riesgo su seguridad y soberanía, conminándolo a desistir de participar en un
asunto que era exclusivamente de carácter bilateral. Se plantea que al estar el
Perú involucrado en un alianza con una de las partes en conflicto, no estaba en
condiciones de mediar entre ambas, por tanto, el Perú debía mantenerse al
margen de ello, o, de lo contrario, se iba a ver involucrado en el conflicto.
Era un ultimátum, y como todos sabemos, el Perú decidió respetar su compromiso
defensivo con Bolivia, viéndose arrastrado de este modo a una guerra que nunca
provocamos. Frente a la decisión peruana, Chile nos declara la guerra el 5 de abril
de 1879.
COMBATE DE IQUIQUE: 21 de Mayo 1879.
La flota chilena que bloquea Iquique se enfrenta a la flota
peruana. La fragata Independencia comandada por Moore al perseguir a la
Covadonga encalla en un arrecife a la altura de Punta Gruesa, siendo los
naúfragos peruanos acribillados por los chilenos. En tanto el Huáscar comandada por Miguel Grau
se enfrenta a la Esmeralda comandada por Arturo Pratt lográndola hundir.
COMBATE DE ANGAMOS: 08 de Octubre 1879.
Al amanecer el 08 de octubre, entre Mejillones y
Antofagasta, el Húascar y la Unión fueron vistos por las naves chilenas, Blanco
Encalada, Covadonga y Matías Cousiño. Cuando estaban por burlar este peligro
aparecieron otras naves Chilenas, el Cochrane, O´Higgnis y el Loa. Casi al
iniciar la lucha una granada del Blanco Encalada reventó la torre de mando del
Húascar muriendo Grau despedazado, igual suerte corrió su ayudante Diego Ferre,
también murió el capitán de Corbeta Elias Aguirre, sucesor del mando.
Los que sucedieron en el comando, José Melitón Rodríguez y
Enrique Palacios sucumbieron en el combate, así como Melitón Carvajal y Pedro
Garezón, el cual al ver que todo estaba perdido ordena abrir las válvulas del
célebre monitor, hecho que será evitado por los chilenos al abordar la nave y
ordenar trasladarlo como trofeo de guerra a Chile. Hoy, nuestro buque insignia
aun se encuentra en manos mapochinas esperando el momento de reivindicarlo como
nuestra.
Dictadura de Piérola
Vigencia: del 22 de diciembre de 1879 a Febrero de 1881.
Reunió en sus manos todo el Poder dictatorial, suspendiendo
la Constitución de 1860 y promulgando el Estatuto provisorio de 1879 para
legalizar los actos de la Dictadura.
El Estatuto de Piérola constaba de 12 artículos, creaba un
congreso de Estado compuesto por el Arzobispo de Lima, el presidente del Congreso
de Juristas, el Presidente de la Corte Suprema, el Presidente del Tribunal
Mayor de Cuentas, el Prior del consulado y el Rector de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Fue suprimido el año 1881 por García Calderón,
restableciendo la Constitución de 1860.
Política Militar: Piérola desconfiaba de Lizardo Montero al
cual consideraba un poderoso enemigo, además sabía la animadversión que tenía
el ejército del sur hacia su persona, ello es que desamparó a los oficiales que
luchaban en el sur. Cambió cuadros del ejército colocando a inexpertos
oficiales y a ineptos aduladores que le eran adeptos, hecho que explica porque
los chilenos destrozaron más tarde sus líneas defensivas de Lima.
Estábamos en plena guerra, nuestro territorio era invadido y
Piérola sólo piensa en aferrarse al poder, sembró desconfianza, creo desunión,
formo el segundo ejército del sur al mando de su adicto Segundo Leiva y formado
en su mayoría por Pierolistas que deberían
defenderlo en caso lo quieran derrocar. Piérola siempre ambicionó la
presidencia y ahora que había llegado el momento quería aferrarse a toda costa
en él.
6.2.1.2. Campaña de Tacna y Arica: 1880.
Batalla de los Angeles: 22 de Marzo de 1880
Los Chilenos al mando de Baquedano, desembarca en Ilo y
derrotan a los peruanos dirigidos por Andrés Gamarra.
Batalla del Alto de la Alianza: 26 de Mayo 1880
En la meseta de Intiorco (Tacna) Baquedano vence a los
aliados dirigidos por Campero y apoyado
por Montero, Cáceres, Bermudez y Víctor Fajardo.
Rendición Boliviana y retiro de la guerra.
Batalla de Arica: 07 de junio de 1880
Heroica defensa de la Plaza y Morro de Arica por parte de
Francisco Bolognesi y sus Oficiales.
Dos días antes de la batalla, los chilenos enviaron al mayor
Juan de la Cruz para entrevistarse con Bolognesi y pedirle pidió la rendición y
entrega de la Plaza de Arica, dada la enorme superioridad numérica y bélica de
los chilenos. El pedido fue denegado, dando Bolognesi su inmortal respuesta:
“Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último
cartucho”.
Teodoro Elmore fracasó en la misión del minado del Morro
Los peruanos con Bolognesi, Ugarte, Inclán, Arias Aragues y
Moore sucumbieron ante los hombres de Lagos y Baquedano. La orden chilena fue
“hoy día no hay prisioneros”, y los chilenos aplicaron el infame “REPASE” a
todos los heridos, solo salvándose los prisioneros extranjeros, entre ellos el
argentino Roque Saenz Peña, quien más tarde llegaría a ser Presidente de
Argentina y relataría las atrocidades de los chilenas en aquella sangrienta
jornada.
El saldo de esta batalla para el Perú fue de 1300 muertos y
500 prisioneros.
Para variar, el Coronel Pedro Leiva nunca llegó a
reforzarlos, consumándose la traición pierolista. Con esto el Perú perdía todo
el sur.
LA INFAME EXPEDICIÓN LYNCH: Septiembre de 1880
Luego de destrozado el ejército del sur, se produjeron
bombardeos a puertos como el Callao, Chorrillos, Ancón y Chancay. Antes de
invadir la capital, el gobierno chileno decide enviar en Setiembre de 1880 una
expedición destructiva al norte del Perú dirigida por Patricio Lynch.
El objetivo de esta expedición es destrozar el aparato
productivo peruano, postrar al Perú en la más absoluta miseria, y no poder recuperarse
del golpe por muchas décadas. Esta expedición vandálica es ejecutada con
maestría por Lynch, quien luego de bombardear puertos, quemar haciendas, matar,
violar, entre otras atrocidades cometida por la soldadesca rapiñesca chilena,
retorna a Chile con la misión de prepara el golpe final contra la capital.
En Arica a bordo de la embarcación norteamericana
“Lackawana” y con la mediación de los EE.UU. se reunieron los países en
conflicto, buscando firmar la paz, a la que no se llegó porque el Perú se negó
a aceptar las condiciones Chilenas, consistentes en la entrega a perpetuidad de
la provincia salitrera de Tarapacá, la retención de Arica, Tacna y Moquegua y
el pago de una indemnización por S/. 20’000,000. La participación
norteamericana en el conflicto obedeció a los intereses norteamericanos de
evitar ser desplazado por Inglaterra y otros países europeos en América.
LA CAMPAÑA DE LIMA: 1881 – 1883
Heroica defensa de la capital por parte de las Milicias
urbanas (población civil), mal preparadas, mal armadas y en inferioridad
numérica. Destaca el inadecuado plan de defensa de Piérola al colocar 2 líneas
defensivas en San Juan y Miraflores.
Batalla de San Juan: 13 de enero de 1881. Los Chilenos se
lanzaron el ataque con Lagos, Sotomayor y Lynch sobre la defensa peruana de
Iglesias, Cáceres y Pastor Dávila. Victoriosos los chilenos, avanzaron hacia
Chorrillos y Barranco quemaron haciendas, saquearon, voilaron y asesinaron
gente inocente. Se entregaron a la más desenfrenada borrachera, colocándose en
situación vulnerable ante un posible ataque por sorpresa de los peruanos, hecho
que no fue aprovechado por Piérola, a pesar de que Cáceres y Canevaro le instaron a tomar por asalto el campamento
chileno.
Batalla de Miraflores: 15 de Enero de 1881. El General
Baquedano derrotó a los peruanos al
mando de Cáceres. El 17 de Enero de 1881 los Chilenos ocuparon Lima. Lima se
salvó de la destrucción total gracias a la intervenció, del Almirante francés
Abel Du Petit Thouars. PETIT THOUARS, Almirante francés al mando del victoreuse
se hallaba con la escuadra Francesa en los mares del Pacífico, en Lima la
Hermana Francesa Pagget le pidió que interceda para que no destruyan Lima. Al
negarse Baquedano a garantizar el respeto por la capital, Petit Thouars lo
amenazó con destruir sus naves en el Callao. Ante ello, Baquedano garantizó la
integridad de Lima pero exigió:
El 17 de Enero las tropas
chilenas ingresaron a la ciudad, Lynch fue nombrado jefe de la
ocupación. Chile humilló a Lima, izaron la bandera Chilena en Palacio de
Gobierno, se llevaron todos los libros de la Biblioteca Nacional, destruyeron
la Escuela de Medicina de San Fernando, asaltaron el Palacio de la Exposición
robándose el hermosísimo reloj de Pedro Ruiz Gallo y todo lo de valor que
encontraron en la antigua ciudad de los Virreyes. Fue uno de los golpes más
duros y humillantes que los chilenos nos
infligieron. Las últimas naves peruanas; el Atahualpa, La Unión, el Oroya, el
Rímac y el Talismán prefirieron hundirse antes que caer en manos chilenas.
Hechos Posteriores: Piérola al ver perdida la capital huye
por el valle del Chillón atravesando la
cordillera y llegando a Huancayo, para luego dirigirse a Ayacucho, convocar a
un Congreso y renunciar al mando supremo. ¡Increíble pero cierto!. En el colmo
de su pusilanimidad, este felón llega a Lima, y luego de entrevistarse con
Patricio Lynch, jefe de la ocupación de Lima, terminará su brillante “participación”
en la guerra viajando al extranjero con pasaporte chileno.
En febrero de 1881, una junta de notables nombró presidente
a Francisco García Calderón, denominándose su régimen con el nombre de
“Gobierno de la Magdalena”. Fue presionado por los chilenos para firmar la paz
cediendo territorios, al negarse fue deportado a Chile.
LA CAMPAÑA DE
LA BREÑA: 1881 - 1883
Brillante campaña dirigida por el gran Andrés Avelino
Cáceres, el “titán de la Breña”, apodado por sus travesías en la sierra como “el
Brujo de los Andes”.
Fue una verdadera guerra de guerrillas, una guerra
irregular, una guerra de desgaste para los chilenos. Cáceres con un ejército
irregular compuesto por las indomables y valerosas guerrillas de Montoneros
indios le infligieron a los chilenos severas derrotas a lo largo de tres años
de infatigable resistencia que dejó en alto el honor nacional y que de no haber
sido traicionado por altos oficiales peruanos como Miguel Iglesias y Lizardo
Montero, la lucha hubiera sido coronado con el éxito final. Tributo para
aquellos héroes anónimos que sin la adecuada preparación militar y en
inferioridad bélica supieron hacer frente a un enemigo en teoría invencible.
Tributo para aquellas hermosas mujeres que serena y estoicamente sufrieron al
lado de sus compañeros los rigores de esta infausta guerra, mujeres a las
cuales, la infame oligarquía traidora las endilgó el epíteto despectivo de
“rabonas”.
Las principales correrías de Cáceres se produjeron en el
Valle del Mantaro. Entre las principales batallas libradas durante esta campaña
podemos señalar a las siguientes:
Batalla de Sangrar: 26 de junio de 1881. Victoria peruana
Batalla de Pucará: 5 de febrero de 1882. Batalla que fue
ganada por los montoneros en minutos. Los chilenos huyeron dejando sus
municiones y pertrechos de Guerra.
Batalla de Marcavalle: 09 de julio de 1882
Batalla de Concepción: 09 de julio de 1882. Los chilenos
fueron derrotados pereciendo al final
toda su guarnición.
Batalla de San Pablo: 13 de julio de 1882. Victoria de
Miguel Iglesias en Cajamarca sobre los chilenos.
INVASIÓN ECUATORIANA AL PERÚ: Increíblemente, aprovechando la grave situación por la que
atravesaba el Perú, a fines de 1882 fuerzas ecuatorianas invadieron territorio
peruano por el río Coca que era afluente del Napo en Loreto.
CAÍDA DE CÁCERES:
HUAMACHUCO
Cáceres y sus montoneras son derrotados por los chilenos
dirigidos por Gorostiaga en Huamachuco el 10 de julio de 1883. Esta batalla que
ya la teníamos ganada, increíblemente la perdimos por que en el momento final,
cuando el ejército chileno ya se retiraba derrotado, se terminaron las
municiones y los chilenos al darse cuenta de ello, aprovecharon la situación
para desatar una verdadera carnicería contra nuestros indómitos montoneros.
Cáceres estuvo a punto de ser capturado, pero protegido por sus fieles y leales
partidas guerrilleras logró escapar y fugar con dirección hacia la sierra
central, llegando a Jauja y luego a Andahuaylas. Entre los prisioneros de
Huamachuco estaba Leoncio Prado, hijo del traidor Mariano Ignacio Prado, el
cual será fusilado por los chilenos.
FIN DE LA GUERRA:
EL TRATADO DE ANCÓN
Lesivo y humillante tratado firmado entre Perú y Chile el 20
de octubre de 1883 para poner fin al conflicto que los había enfrentado desde
1879 y 1883.
Representado al Perú estuvo el Ministro de Relaciones
Exteriores del regimen José Antonio de Lavalle y por Chile el plenipotenciario
Jovino Novoa.
Estipulaba:
El Perú cede a Chile a perpetuidad los territorios
comprendidos entre el río Loa y la Quebrada de Camarones, es decir, toda la
rica provincia salitrera de Tarapacá.
También cedía temporalmente por un periodo de 10 años los
territorios ubicados entre la quebrada de Camarones y el río Sama, es decir
Arica y Tacna, al término del cual, un plebiscito en ambos lugares decidiría en
definitiva su nacionalidad, el país beneficioso le pagaría al otro la suma de
diez millones.
Además se estipulaba el pago por parte del Perú de una
onerosa indemnización económica.
CONSECUENCIAS
Grave y de trágicas proyecciones fue para el Perú fue la
guerra y de nefasta consecuencia de las cuales enumeramos:
- La pérdida de Tarapacá con toda su riqueza salitrera
- La pérdida del ingente capital humano en los tres años de
guerra.
- Pérdida de valiosos objetos de ciencia, artes,
literatura llevados como botín de guerra.
- Pérdida de dinero que se llevó a Chile en cupos, impuestos
y exoneraciones
- Destrucción del aparato productivo, evidenciado en la
destrucción de haciendas, puertos, industrias, vías férreas.
- Ruina financiera y pérdida de nuestro crédito externo.
- Destrucción de nuestra flota naval tanto de la marina de
guerra como de los barcos mercantes.
-Depreciación de nuestra moneda.
-Saqueo de nuestros principales centros de cultura, entre
ellos podemos mencionar a la Universidad de San Marcos, la escuela de Medicina
de San Fernando, la Biblioteca Nacional del cual se llevaron los chilenos
valiosas joyas bibliográficas y documentos históricos.
- Profunda crisis y declive espiritual, traumático
decaimiento ciudadano y dolor profundo por el trastorno y hundimiento del país.